En la izquierda la guitarra
la navaja en la derecha,
terciada la manta al hombro,
la faja encarnada, suelta,
la actitud provocativa,
la mirada descompuesta,
roja de rabia la cara,
ronca la voz y algo trémula,
así apostrofaba el mozo
más rumboso de la aldea
a cuatro o seis rondadores
que invadieron la calleja
donde el mozo le cantaba
cantares a su morenaz
¡Me caso en Reus! Los majos
que asín de mí se moflean
jechin el paso p'alanti
como el que jabla lo jecha.
Si alguno tiene asaúras
y halbeliá más que lengua,
jala p'alanti ahora mesmo,
que, al que de mi se grojea
sé yo jaceli una raya
pa embajo de alguna teta.
Sos tengo bien alvertío,
por ajuyir de quimeras,
que cuando yo jechí rondas
a la vera de esta reja
calli la boca quien pasi
pa que le salga la cuenta
y jaga que no ma visto,
y andi agúo y no se güelva,
que esta calli es pa mi solo
dendi que Dios anocheza.
Si en esi corru hay alguno
que quié que le dé en la jeta
y jaga un bochí y lo entierri
al mesmo pie de esta reja
pa cantli luego encima
lo que él cantali quisiera
a una mujel que le ajuyi
y a cá minuto lo avienta.
Si quié dil de golpe al bochí
eji el corru y acá venga,
y si el humol no le ayúa
y el miëdo le jormiguea,
ayuáli los del corru,
que pa tos acaso tenga.
Jala p'lanti los cinco,
que aunque sin naide me vea,
enjamás he rejilao
ampié la ventana ésta!"
Así dijo el bravo mozo,
Y a saltos como una fiera
lanzóse hacia los del grupo,
que, sin grande resistencia,
dejaron en un momento
despejada la calleja.
Tornó el mozo a la ventana
de la muchacha morena
y la guitarra pulsando
hirió con rabia las cuerdas,
y al aire lanzó esta, copla
con la voz un poco trémula:
"No le jurguis al león
que anda alreor de la jembra,
ni te enredis con el hombri
que canta al pie de una reja
Gabriel y Galán
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